Cuando se habla de los coches eléctricos, una de las excusas que utilizan los defensores de los coches de combustión es que la fabricación de los coches eléctricos es mucho más cara y necesitan más materia prima en el proceso.
Todavía hay muchas dudas a la hora de adquirir un vehículo eléctrico.
Según informes los vehículos eléctricos necesitan actualmente mucha menos cantidad de materia prima que los vehículos de combustión interna. Básicamente porque tienen muchas menos piezas en su interior.
Además, se prevé que siga aumentando esta brecha cuando los avances tecnológicos consigan reducir a la mitad la cantidad de litio necesaria para la fabricación de una batería para vehículo eléctrico en la próxima década.
Hay quien dice que los vehículos eléctricos no contaminan, pero que la electricidad que les alimenta si, incluso más que un vehículo de combustión.
Si conduces un coche eléctrico o eres defensor de la movilidad eléctrica es posible que, en más de una ocasión, lo hayas oído.
En Europa, el 56% de la energía eléctrica que se produce proviene de fuentes que no emiten CO2, pero se puede recargar el vehículo eléctrico con energía 100% renovable (instalando placas fotovoltaicas). Pero es cierto que en algunas ocasiones, si recargo fuera de mi casa podría hacerlo con energía eléctrica generada con fuentes fósiles.
Pero, si vamos a mirar más allá del coche eléctrico para ver la energía que lo impulsa, ¿no deberíamos hacer lo mismo con la que impulsa a un vehículo de combustión?
Lo explicamos para que lo entiendas:
Para producir la gasolina o el diésel que metemos en el depósito del coche, antes hemos tenido que extraer el petróleo del subsuelo. Y para ello hemos tenido que utilizar una bomba de varilla que se acciona con electricidad.
En EE.UU. hay 435.000 pozos de petróleo con otras tantas bombas de varilla que son accionadas por 4.300 GWh de electricidad al mes, que sería suficientes para mover más de 15 millones de vehículos eléctricos. Y sólo estamos hablando de los pozos de petróleo de EE.UU. Porque las plataformas petrolíferas que hay en el mundo utilizan generadores diésel que consumen una demanda equivalente en electricidad a casi otros 20 millones de vehículos eléctricos.
Además, el petróleo hay que transportarlo. ¿Verdad?
Claro, y para ello se utilizan barcos que emiten 100 millones de toneladas de CO2 cada año, u oleoductos que utilizan también energía eléctrica para bombearlo.
Luego tenemos el refinado del petróleo de 100 millones de barriles diarios. Hay que calentarlo hasta 420ºC y por tanto utilizar una gran cantidad de energía en el proceso, generando una altísima contaminación en cualquier lugar del planeta.
Una vez refinado, se transporta en camiones hasta las estaciones de servicio, con lo que se vuelve a generar más contaminación. Una vez que hemos utilizado toda esa energía para extraerlo, transportarlo, refinarlo y volverlo a transportar, cuando lo metemos en el depósito de nuestro coche, sólo utilizamos un 30% para hacer mover las ruedas, ya que el 70% restante lo desperdiciamos en forma de calor.
¿Son las baterías altamente contaminantes ?
Un vehículo de combustión interna quema como promedio unos 17.000 litros de combustible en su vida útil, que van directamente a la atmósfera, previo paso por nuestros pulmones. En cambio, una batería, después de reciclar todos sus materiales al final de su vida útil, sólo perderá unos 30 kg de metales.
Pero esto es ahora, ya que según la organización, durante la próxima década, la cantidad de litio necesaria para la fabricación de una batería caerá hasta la mitad. El cobalto bajará en más de un 75% y el níquel lo hará en cerca de un 20%.
¿Qué pasa con las baterías de los vehículos eléctricos cuando se gastan?
Cuando el rendimiento de la batería de un vehículo eléctrico está por debajo del 75% se le da una segunda vida, que puede ser la de almacenamiento de energía en una instalación fotovoltaica. Y cuando ya no sirven, se reciclan para utilizar los metales valiosos en nuevas baterías.
Lo que sí es evidente es la contaminación medioambiental que se produce alrededor de una mina de litio.
Sí, y no podemos negarlo. En cualquier extracción de materiales se producen daños medioambientales, pero la tecnología de nuestro siglo puede limitarla mucho mediante la reutilización y el reciclado del agua y la filtración de partículas contaminantes.
Te voy a poner el ejemplo de Australia. En Australia se produce el 50% del litio mundial, pero realmente donde se produce el problema medioambiental en el país es en sus refinerías, que tan sólo producen el 0,25% del petróleo mundial.
Y es que como hemos podido comprobar desgraciadamente en nuestras costas, un sólo derrame de petróleo causa más problema medioambiental que todas las minas de litio mundiales.
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